miércoles, 14 de diciembre de 2011

...F*cking automóvil!!!


Bueno, como ya ha sucedido antes, la acumulación de labores académicas de fin de semestre, entre otras cosas, distanciaron los posteos del blog. Pero con ataque de insomnio a las 3am y ya devuelto a la ciudad de los reyes durante el verano retorno a mi humilde blog.
El regreso al país de origen luego de un grueso periodo de ausencia siempre trae una mochila de ansiedad…por reunirse con la “polola”, ver de nuevo a familia y amigos, probar de nuevo la comida a la que el estomago se acostumbro desde pequeño…en fin.
Al menos una parte de los Limeños solemos tener una lista de temas a pesar de las cuales queremos a nuestra metrópolis con cielo color panza de burro; y estos temas suelen volverse mas notorios cuando se regresa de un viaje medianamente largo…el trafico pesado que se va convirtiendo en un fenómeno casi invariable a lo largo del dia (es cierto, las horas pico se van expandiendo reduciendo las de “bajo transito”), los enjambres de micros que aun invaden y congestionan las avenidas, o el impacto que generan ciertos monstruos de infraestructura en el espacio urbano.
Pero me quiero centrar en el tema del trafico. Hoy debiendo ir a encontrarme con mi novia para almorzar y mas tarde acudiendo a una reunión de trabajo en la zona financiera de Lima (que para llegar a ella debo manejar durante una cantidad desproporcionada de tiempo para la distancia que involucra) fui reflexionando dos temas:
1.     El automóvil es nocivo para la salud – Se que muchos loquitos de las tuercas y las ruedas no estarán de acuerdo, pero desde el punto de vista de alguien que durante el ultimo año se ha desenvuelto totalmente como peatón y disfrutado los beneficios de caminar o montar bicicleta como parte de la rutina diaria, esto es mas que obvio. Primero porque considerando que en una ciudad difusa como Lima, se debe ocupar el auto para casi cualquier cosa, de manera que la actividad del cuerpo se reduce a su minima expresión (la sensación de sedentarismo que conlleva es alarmante). Segundo, y quizás lo mas preocupante, es el aumento que el trafico genera en los niveles de agresividad y stress de los choferes (me incluyo totalmente) debido a los cuellos de botella, el deficiente criterio de los otros choferes para manejar y la minima velocidad a la que uno puede llegar a ir a pesar de encontrarse en una “vía expresa”.
2.     La ciudad fue hecha para los autos – Sobre todo cuando fui a encontrarme con mi novia para almorzar, cai en cuenta de la poca distancia que el viaje había significado y el excesivo tiempo que había empleado en llegar. Pero mas que eso, el hecho de que a pesar de la corta distancia, esto no suponía que fuera mas fácil llegar en calidad de peatón, ya sea caminando, en bici o en transporte publico. Ninguna de estas 3 alternativas al automóvil suponía un viaje mas rápido, o menos complicado ni mas seguro.
Mi mayor conclusión después de reflexionar sobre estos temas durante la tarde fue que definitivamente debo apuntar a vivir, a mi regreso definitivo, en un sitio que sea: céntrico, caminable y con diversidad de usos, que en Lima existen, aunque desgraciadamente no articulados de manera que una persona pueda recorrerlos con facilidad sin auto.  Definitivamente hare cuanto pueda por no volver a depender tanto del maldito automóvil a mi regreso…