En el caso particular de los peruanos el tema es muy marcado. Esto lo digo por mi propia experiencia pero también lo he oído muchísimas veces de amigos y conocidos que en algún momento se fueron a vivir fuera.
No soy chef ni mucho menos para estar armando hipótesis elaboradas sobre porque los peruanos que emigramos a otros países terminamos añorando a tal extremo nuestra comida n mucho menos hacer comparaciones con comida de otros países, pero lo que si es seguro es que, por un lado, a menos que se trate de uno de estos casos insoportables de gente que creció con arroz con huevo o fideos con mantequilla los 7 días de la semana, se trata de la comida que hemos recibido desde niños. Por lo tanto, los gustos adquiridos durante la adultez, por buenos que sean, nunca reemplazaran los que fueron adquiridos de niños. Quizás otro argumento podría ser el hecho que todos los países que forman parte de un área que ha sido cuna de alguna civilización importante poseen comida, por lo general, mas elaborada y con sabores muy fuertes, pero al mismo tiempo el tema de la comida que uno recibe cuando es chico aplica para todos los países.
Lo que es cierto es que aunque considero que me defiendo en la cocina como para no morirme de hambre ni mucho menos aburrirme, si hay un punto en el cual preferiría un chifa, un lomo saltado o un ceviche a mis improvisaciones que, debo decir, van mejorando. En todo caso este tema de la comida se convierte en una de las razones por las cuales espero que acabe el semestre para volver a Lima…por mientras solo me queda soñar que mañana desayunaré un pan con chicharrón...ja!